El 25 de enero de 1997 el mundo del periodismo cambió por completo. Ese día, José Luis Cabezas fue brutalmente asesinado en Pinamar.
Con su cámara, Cabezas retrató verdades incómodas del poder. Entre sus trabajos más emblemáticos está la fotografía de Alfredo Yabrán, un empresario que hacía sus negocios a costa del Estado argentino. Aquella imagen rompió el anonimato de Yabrán y marcó el destino de Cabezas.
El fotoperiodista de la editorial Perfil fue brutalmente asesinado por un grupo de sicarios, integrado por custodios, delincuentes y agentes de la Policía Bonaerense por encargo de ese poderoso empresario.
El recuerdo de sus colegas
Gabriel Michi, amigo y compañero de coberturas de Cabezas, sostuvo que su muerte fue “el peor crimen contra la libertad de expresión desde que volvió la democracia”. Por otro lado, el escritor y periodista Joaquín Sánchez Mariño describió que Cabezas “pagó con su propia vida la entrega absoluta al periodismo”.
La periodista especializada en DD.HH. Micaela Urdinez recordó a Cabezas y expresó que todavía hay periodistas “que se encuentran en riesgo” por el hecho de realizar su profesión. En el mismo sentido, el periodista y autor de “Rosario” Germán de los Santos manifestó la importancia de recordar a Cabezas en los contextos actuales, ya que el periodismo se ve asediado por el poder político.
Por lo tanto, rememorar a José Luis Cabezas es valorar el rol de los medios y honrar la valentía de quienes enfrentan las sombras con la verdad.
A 28 años de ese día, el legado de Cabezas está más presente que nunca.