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Día del Periodista

El lunes 8 de junio, en la sede del Centro Cultural Caras y Caretas, Fopea festejó el día del periodista. En esta ocasión, además del tradicional brindis con socios y amigos, se homenajearon las trayectorias de los colegas Armando Vidal y Guillermo Alfieri (padre), quienes además fueron nombrados socios honorarios de Fopea y recibieron una caricatura realizada por el artista Rep.


A continuación los discursos de homenaje y algunas imágenes del encuentro.

Homenaje a Armando Vidal – Día del Periodista 7 de junio de 2009

Para aquellos miembros de Fopea que conocen poco a Armando Vidal, con su sonrisa de Gene Hackman, uno de nuestros homenajeados de hoy, es el decano de los periodistas parlamentarios, título que retiene después de su retiro a principios de año del diario Clarín, en el que trabajó más de 42 años.

Durante la dictadura, obviamente con el Congreso cerrado, se especializó en política latinoamericana, lo cual lo llevó a viajar y cubrir hechos resonantes como el principio del fin del nicaragüense Anastasio Somoza, el ocaso de la Revolución Peruana y los sangrientos golpes de Bolivia.

Fue uno de los cuatro periodistas argentinos que acompañaron la Misión de Paz del cardenal Antonio Samoré en el dramático conflicto con Chile, en 1978, y que estuvo con Nacho López cuando le sacó a Samoré la famosa frase “hay una lucecita”, para evitar la guerra.

Es autor del libro “El Congreso en la trampa” y coautor de “Rieles de lucha”.

“Mandy” empezó trabajando en una oficina de Segba, donde conoció a Teódulo Dominguez, otro periodista de Clarín y maestros de muchos de los que estamos aquí con su famosa Pragmática Periodística. Quiso el destino que Mandy trabajara en Segba con mi padre, el pelado Santoro, delegado de su sección. En esa época Mandy cursaba también el primer año del Grafotécnico.

De contaduría de segba pasó a la oficina de Selección y Archivo de Prensa donde conoció a Osvaldo Bayer y luego a Marcos Cytrymblum, quien lo llevo a Clarín. Era el 13 de agosto de 1966.

Yo lo conocí en 1990, cuando entré a Clarín y rápidamente comprobé su calidad periodística pero sobre todo su valor humano.

Recuerdo que yo cubría Cancillería y en 1991 tuve lo que habría sido un conflicto si me tocaba con un colega celoso y egoísta. Los dos habíamos escrito una nota sobre el conflicto por los Hielos Continentales. En el apuro del cierre, me tocó sintetizar los dos textos. Al día siguiente volví a la redacción para esperar una queja de Armando. Todo lo contrario, me llamó para felicitarme.

Todos conocen sus grandes notas y perfiles de los argentinos que pasaron por el Congreso –su segunda casa- y también su revelación del “Diputrucho”, aquel asesor que invadió una banca de un diputado para dar quórum a la hora de votar la privatización de Gas del Estado. Pero pocos saben que “Mandy” es un hombre cabal y completamente ético. Nunca aceptó pensiones graciables y otras dádivas que suelen ofrecer algunos legisladores a los periodistas con tal de que su nombre aparezca en los medios. Y es más, eso fue motivo de debate en el Círculo de Periodistas Parlamentarios.

Pocos saben que es un gran bailarín de tango pero todos comprobamos durante estos años que es un periodista incorruptible, a prueba de balas, y mejor ser humano. Gracias.

Daniel Santoro

Homenaje a Guillermo Alfieri – Día del Periodista 7 de junio de 2009

Conocí al Gigi Alfieri a comienzo de los 70, cuando yo daba mis primeros pasos por la Argentina Secreta.

Fue en la ciudad de La Rioja, en una vieja casona donde funcionaba el entrañable El Independiente, el diario que fundara Tito Paoletti.

Alfieri me demostró durante 40 años ser un tipo raro: jamás claudicó de sus ideas, jamás le falló a sus amigos y como periodista siempre dijo la verdad. Eso, en estos tiempos, es una rareza.

Lameto no estar presente para decirle cara a cara a Guillermo que admiro su manera de ser, su generosa actitud como docente, su minucioso y escrupuloso sometimiento a los hechos que le tocó informar. Su reciente libro sobre de El Independiente y Alipio Paoletti es un ejemplo de ese compromiso.

Yo se muy bien que a vos, Guillermo, no te gustan estos “masajes al ego”, pero reconocerás con muchos de nosotros que el reconocimiento no es entre los argentinos, un hábito cotidiano.

Gracias, Guillermo, por todo lo que nos diste.

Roberto Vacca (Leído por Daniel Enz)

Discurso de Guillermo Alfieri – Día del Periodista 7 de junio de 2009

Cuando Andrés D’Alessandro me comunicó la decisión que me involucraba, yo sabía muy poco del Foro de Periodismo Argentino. Debí sacudirme la ignorancia. Conocí su declarada razón de ser, el contenido de los estatutos y la caracterización de la dirigencia y de sus asociados.

Comparto el diagnóstico y los objetivos planteados a partir del reconocimiento de una compleja situación. Dicen los documentos fundacionales de Fopea que el periodismo argentino “está en un momento crítico”. Sin duda, para que la situación se revierta no alcanzan las soluciones individuales ni el conformismo, en un oficio que según nos enseña el polaco Rysard Kapusisky no tiene lugar para los cínicos.

Por lo tanto son bienvenidos los intentos de nuclearse, de debatir, de autoevaluarnos y hacerlo, como lo indica la integración de Fopea, con criterio federal.

Hay mucho que intercambiar, hay mucho que conocer, objetivo impedido por la mirada unidimensional. Cuando en 1988 Eduardo Blaustein y Martín Zubieta editaron su necesario libro Decíamos Ayer – La Prensa Argentina bajo el Proceso, les preguntamos por qué la investigación sólo abarcaba a medios y periodistas de la metrópolis.

Blaustein nos explicó las limitaciones para ampliar la producción y nos formuló la amable réplica: “Ocúpense ustedes de narrar lo que ocurrió en el interior durante la dictadura. Destaquen a los maestros”. Tiene razón, en las postas intergeneracionales tienen que estar, por ejemplo, el mendocino Antonio Di Benedetto, el santafecino por adopción Jorge Conti y el entrerriano Amaro Villanueva.

Aprovecho este encuentro para decir que, en nuestro caso, publicamos El Libro de Alipio Tito Paoletti, la microhistoria de un gran periodista y del diario El Independiente de La Rioja que fundó en 1959, cuando recién había cumplido 23 años de edad. Compartimos esa gratificante experiencia, en una empresa que en 1971 se convirtió en cooperativa de trabajo porque Paoletti y sus socios quisieron ser coherentes con el pensar y el hacer: donaron los bienes muebles e inmuebles y dejaron de usufructuar la plusvalía. Si narramos el suceso es porque en la elaboración palpita el asombro por un caso que exige ser detallado.

Ese medio fue invadido el 23 de marzo de 1976. Tito fue fugitivo, apeló a la clandestinidad y recién en 1977 se exilió en España. En el gremio se sabe que fue Paoletti quien entrevistó al arrepentido Peregrino Fernández, el que recibió testimonios de los que zafaron de la tiranía y que con ese material y la pesquisa exhaustiva construyó el dossier Como los Nazis, como en Vietnam, que lleva cuatro ediciones, la última del 2006, con prólogo de Osvaldo Bayer, editado posmorten de Paoletti, fallecido en exilio interno el 1 de diciembre de 1986, a los 50 años de edad.

No vaya a pensarse que con la democracia desembarcó la normalización. La dictadura ató las trompas de la infamia, con la complicidad de civiles dentro de la cooperativa y en la Justicia.

Paoletti y otros siete compañeros fueron excluidos de El Independiente, por renuncias falsificadas o conseguidas en la cárcel. Esas renuncias incluían la absurda condición de no ejercer de por vida el periodismo. Se descabezó al diario para que no se retomara la fidelidad al artículo 5 del estatuto de Copegraf que ordena: El Independiente es “vocero de las causas populares, defensor del patrimonio nacional, absolutamente independiente de todos los factores de poder y al servicio integral del hombre”.

El Libro de Alipio Tito Paoletti se resiste a congelarse en aquel tiempo, rechaza la nostalgia, denuncia lo que se quiere ocultar en el presente, cuestiona el conformismo y la naturalización de lo aberrante.

La etapa de La Rioja fue la más fuerte para nosotros. En El Independiente, con Tito, aprendimos a ser periodistas, sin nunca terminar de aprender.

Creo que es necesario que en cada lugar se promueva la averiguación sobre el periodismo local para romper con la creencia de que la película empieza cuando uno llega. En cada geografía hay una historia de medios y protagonistas, quizá parcialmente escrita; esos medios son patrimonio cultural de los respectivos pueblos y por fortuna hay tesis de cursos académicos que los rescatan como temas a abordar.

Nosotros tuvimos que refugiarnos en Paraná para enterarnos del vigoroso periodista que fue José Hernández, con su discurso federal, condenatorio de las tropelías unitarias, incluido el asesinato de Chacho Peñaloza ejecutado por los coroneles de Mitre.

Les agradezco esta atención y me siento obligado a retribuirla, con la ayuda del enorme poeta que se nos murió. Mario Benedetti escribió Un Padrenuestro Latinoamericano y nos tomamos el atrevimiento de redactar, en versión libre, Un Padrenuestro de Fopea. Ahí vamos, con disculpas anticipadas.
Guillermo Alfieri

Un Padrenuestro de Fopea

Padre nuestro que estás en los cielos

con las golondrinas y los misiles

queremos que vuelvas antes que olvides

la gracia para bien del periodismo

Padre nuestro que estás en el exilio

casi nunca te acuerdas de la prensa

de las fuentes y off de record

del rigor precisión y concisiones

del lenguaje acotado hasta el extremo

Padre nuestro que estás en los cielos

con humildad Fopea te pregunta

si son pecados los anhelos

escritos con delirio de principios y estatutos

Padre nuestro que estás en los cielos

sabrás del Compromiso de la Boca

obrar con verdad independencia

cuidar la democracia

ser honrado en toda instancia

Padre nuestro aún en el exilio

estás al tanto de lo que por aquí nos pasa

corregimos en pantalla y

se escapan las burradas

si escribimos facto el programa nos pone ipso

si queremos poner corpus la máquina traduce habeas

todo resulta extraño diseñado por el diablo

Padre nuestro que estás en los cielos

te avisamos que a la metáfora

del rico la aguja y el camello

le faltó el vedar a poderosos

la maliciosa propiedad de multimedios

Padre nuestro que estás en el exilio

nuestro rezo se ajusta al espacio disponible

en el lapso queremos confesarte que una vez por error

perdonamos a nuestros deudores

de ahora en más

saldremos a cobrar a los fallutos

tangibles y sonrientes forajidos

Padre nuestro que estás en muchas partes

no nos dejes caer en la tentación

de vender el noble oficio que ejercemos

de olvidar la ética de la sintaxis

la de Moreno y otros grandes

Fopea te invoca pluralista

pensando en el pan nuestro de cada día

y de cada pedacito de este día el del periodista

líbranos de todo mal de conciencia

amén

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