“Los Invisibles de La Quiaca” fue la primera investigación que FOPEA publicó en el marco del proyecto 2016 de La Otra Trama. Fue la primera de una serie de tres investigaciones y estaba referida a la trata y tráfico de personas en la frontera argentino boliviana. Realizado por Diego Granda (socio de FOPEA y periodista de La Nación), el trabajo tuvo una gran repercusión a nivel nacional e internacional.
Para conocer un poco más sobre “la cocina” de la investigación y de la experiencia de participar en el proyecto LOT, FOPEA entrevistó a Granda.
-¿Por qué decidiste investigar sobre ese tema?
– Yo soy jujeño y este es un tema del que siempre se habló en diferentes ámbitos. Pero pocas veces se había abordado periodísticamente con la seriedad y sensibilidad que el tema requería. En verdad, todos los datos presentados ya eran públicos, varios organismos y organizaciones habían elevado informes sobre la cuestión. Pero es distinto relatarlo atractivamente y con un foco decididamente puesto en lo humano. Por eso el impacto.
-¿Cuáles fueron los obstáculos que encontraste durante el proceso de investigación?
-En realidad en la investigación no dije nada nuevo. Varias instituciones, incluso Naciones Unidas, habían elevado informes sobre esa situación. Solo faltaba sentarse y lograr contar la historia con matices diferentes para que la gente se interesara. Creo que fueron acertadas dos decisiones que se tomaron en quipo. La primera fue buscar y contar historias de vida, personas reales relatando en primera persona lo que les pasó, y con una cámara registrándolo, además del texto que lo respaldó. De esa forma logramos que se entienda la gravedad del asunto, que muchas veces en informes oficiales basados en estadísticas y datos fríos no se termina de comprender. Y segundo, fue clave la elección del foco periodístico: no fue azarosa la decisión de encarar esta problemática enfocando en la situación de vulnerabilidad de las personas que sufren delitos como la trata o el tráfico de personas. Creo que el abordaje fue algo anti sistémico porque la naturaleza del mensaje que buscamos dejar fue la de dejar de naturalizar situaciones que claramente no deberían pasar, y en algunos ámbitos está naturalizado.
-¿Qué significó para ustedes participar en el proyecto de La Otra Trama? ¿Por qué decidieron postular sus ideas? ¿Recomendarían participar en las convocatorias que realiza FOPEA para proyectos de este tipo?
– Para mi significó un gran desafío, porque al ser promovida por FOPEA, que es una institución que promueve un buen ejercicio de la profesión, el trabajo debía hacerse de una forma muy profesional. Recomendaría 100 % hacerlo, ya que no sólo es la ayuda económica para investigar, sino que también el apoyo de profesionales, y una red de instituciones diversa, pero con una mirada en común, que se reunieron para contribuir a investigar al crimen organizado en sus diferentes maneras.
“No fue azarosa la decisión de encarar esta problemática enfocando en la situación de vulnerabilidad de las personas que sufren delitos como la trata o el tráfico de personas. Creo que el abordaje fue algo anti sistémico porque la naturaleza del mensaje que buscamos dejar fue la de dejar de naturalizar situaciones que claramente no deberían pasar, y en algunos ámbitos está naturalizado”
-¿Cómo fue su experiencia al desarrollar la investigación en formato multimedia?
– Fue necesario. Hoy, con el avance de las redes y el cambio de hábitos de quienes consumen noticias, es tan importante lo que se cuenta como el cómo se lo cuente. Eso fue dejado en claro desde el primer momento por quienes integran La Otra Trama, y el haber contado la historia con videos, fotos, mapas, registros en mojo, fue algo que se pensó desde un principio.
– ¿Cómo evaluás las repercusiones de tu trabajo?
– Muy bien. Por un lado, el éxito en repercusión fue por la temática, que actualmente se discute en prácticamente todos los foros internacionales, y también algo novedoso de nuestra parte que fue contar historias de migrantes en nuestro continente. Los medios, sobre todo las cadenas internacionales, miran a Medio Oriente o a Europa al hablar de crisis de migrantes o refugiados, y lo cierto es que en nuestras fronteras pasa lo mismo, salvando distancias. Es responsabilidad de los medios llegar donde muchas instituciones no lo hacen. La investigación tuvo tanta repercusión que incluso fue documentada por un grupo de profesionales de primera, en un trabajo que fue difundido en la cadena Al Jazeera. Espero sirva para que se haga algo, para concientizar y sumar haciendo uso de la palabra, nuestra herramienta máxima como comunicadores.
– ¿Cuál fue el objetivo/sentido de este proyecto para vos?
– Concientizar a través de la información. Contribuir desde el periodismo a visibilizar una problemática que es conocida a voces, pero pocas veces documentada y plasmada en una crónica. Creo que se logró.
– ¿Qué diferencias tuviste entre la crónica multimedia publicada por el Media Lab de FOPEA y el documental producido por AlJazeera?
– Muchas. Así como la crónica periodística se basa en la acción, el documental busca la acción, pero con la diferencia de que tiene que estar registrado. Ese fue el máximo desafío. No es lo mismo entrevistar a alguien, grabarlo, y luego citarlo en texto, a tener que buscar una secuencia diferenciable, atractiva, y con contenido relevante y periodístico. Haber tenido que volver al lugar de la investigación, luego de las repercusiones, y con cámaras que no pasan desapercibidas, fue un verdadero reto. Para documentar la falsificación de documentos en Villazón, usamos un dispositivo de última tecnología, que es una camisa que en uno de los botones tiene una cámara HD. Lamentablemente, hubo mucho material que en la edición quedó afuera, puesto que el capítulo duró solo 25 minutos y fue imposible mostrar todo. Ese material que sobró, por supuesto que sirve, y no descarto que pueda usarse para nuevas investigaciones. Es un tema que necesita ser narrado, necesita ser visibilizado.
– Al margen de las repercusiones mediáticas, ¿tuviste algún llamado de alguna autoridad?
– Sí, claro. Me llamaron asesores del ministro de Seguridad nacional. Tuve dos reuniones en las que básicamente les compartí mi visión sobre la cuestión. Y escucharon amablemente. Y las autoridades locales, jujeñas, también nos recibieron. En una de las escenas del documental se ve: al momento de preguntarle al ministro sobre un documento falso que se vende en la zona fronteriza, rápidamente llamaron a un agente de seguridad que nos confiscó el documento, y nos dieron la opción a hacer la denuncia, que, por supuesto, la hicimos, y según afirmaron se abrió un expediente para investigar.
– ¿Vas a seguir en el periodismo de investigación?
– Es lo que quiero. Espero que se abran nuevas oportunidades.
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