FOPEA - Logo - Light

Golpean salvajemente a periodistas en Malvinas Argentinas

Se trata de trabajadores de Télam, Tiempo Argentino, Crónica y periodistas locales.

Un equipo periodístico de la agencia de noticias Télam, fotógrafos de los diarios Tiempo Argentino y Crónica y periodistas de medios locales de la localidad de Pablo Nogués, partido de Malvinas Argentinas (Pcia. de Buenos Aires) fueron agredidos mientras realizaban su labor.

La grave situación se produjo el martes 5 de junio cuando enviados de la agencia Télam se encontraban cubriendo una protesta por un presunto caso de mala praxis en el hospital municipal infantil de Pablo Nogués, y fueron golpeados por una patota de personas con los rostros cubiertos, que dijeron responder al intendente local Jesús Cariglino (Unión Popular), que los amenazó, les robó su equipo de trabajo y lo intimidó para que se fuera del lugar. En el mismo lugar también fueron agredidos e insultados los fotógrafos de los diarios Tiempo Argentino y Crónica y periodistas de medios locales.

El hecho más grave ocurrió aproximadamente a las 19 horas, cuando los integrantes del equipo de Télam, el periodista Julio Mosle, la fotógrafa Florencia Downes y el chofer Federico Molinari llegaron al hospital “Claudio Zin”, ubicado sobre la ruta 197, para cubrir la protesta de los familiares de Celeste Morales (una nena que murió luego de ser operada de un quiste benigno), y fueron interceptados por un grupo de personas que les impidieron ingresar. “Nosotros venimos acá a defender a Cariglino, porque acá hay gente que quiere decir mentiras, no se puede hacer política con la salud de una nena y no vamos a permitir que se digan cosas que no son”, les gritó uno de los encapuchados, mientras les advertían que se retiraran del lugar. El grupo estaba acompañado de móviles del municipio y patrulleros de la Policía Bonaerense.

A Downes y Mosle los rodearon, a pesar de la presencia policial, mientras decían que el reclamo era “una operación política de (Luis) Vivona”, un ex candidato a intendente. Cuando el redactor estaba junto al móvil policial hablando con vecinos de la niña, sufrió los primeros puñetazos y media docena de integrantes de la patota lo lanzaron sobre el capó del patrullero en donde lo golpearon reiteradamente, ante la indiferencia de los agentes policiales que estaban a menos de un metro de la escena. En esos momentos, un hombre que no se identificó invitó a Downes a retirarse, según dijo, “para evitar que le peguen a usted también”; la acompañó a una remisería cercana y le pagó un viaje hasta un hipermercado vecino.

Mosle relató a FOPEA que le solicitó ayuda a uno de los dos policías que eran testigos de la golpiza, el cual sólo atinó a encogerse de hombros, antes de que la patota retomara el ataque y lo golpeara hasta dejarlo en el piso, junto al patrullero. También le robaron sus pertenencias. Ante los disturbios, el chofer Molinari acercó el auto para asistir a sus compañeros y fue interceptado por un agente de tránsito municipal que lo detuvo hasta que lo rodearon los manifestantes, situación que produjo un altercado que terminó con Molinari demorado en la comisaría. La golpiza a Mosle se detuvo sólo cuando dos hombres, que actuaban como referentes de la patota y exhibían buen diálogo con los policías presentes, lo levantaron del piso y lo llevaron caminando unos cien metros, antes de avisarle que “era mejor que se vaya antes de que pase algo peor: nos avisaron que hay gente con facas y, en una de ésas, te podés comer un puntazo”.

Mientras estaban en la puerta del hospital y comenzaba a ser hostigados por la patota, Mosle se puso a hablar con uno de los pocos manifestantes que quedaban de la familia de la nena que murió por aparente mala praxis, y le contó que el grupo de choque ya los había dispersado antes, y que a un tío de la nena –Fabián Aquino- lo agredieron a un punto tal que debió ser atendido en un hospital. Mientras el manifestante decía estas cosas, el líder de los patoteros se acercó, se identificó como el jefe de seguridad del hospital, y señaló que estaban allí para defender a Cariglino. Le aclaró a Mosle –quien ya había sido golpeado dos veces- que no podía darles garantías.

La agresión a los medios se había desatado minutos antes cuando una veintena de los encapuchados comenzaron a correr al fotógrafo Mariano Vega, de Tiempo Argentino, a quien primero advirtieron que “guardara la cámara”, delante de periodistas, y de móviles de la Policía Bonaerense, cuyos efectivos ignoraron el ataque y el pedido de protección que les hizo el reportero gráfico, de acuerdo al relato de la Comisión Interna del medio. Al intentar hacer su trabajo, le rompieron su equipo a golpes y buscaron impedir su salida del lugar. Ante la agresión, el fotógrafo se tuvo que refugiar en un comercio. Vega señaló a FOPEA que “los policías miraban sin hacer nada, haciendo la vista gorda”.

Durante toda la secuencia, patrulleros de la Policía Bonaerense estuvieron estacionados junto a los incidentes, mientras personal municipal, identificado con camperas fluorescentes, ordenaba el tránsito.

El jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, repudió anoche la agresión. “Quiero expresar mi más enérgico repudio al accionar violento de las patotas que atacaron a los trabajadores de prensa de Télam, Tiempo Argentino y Crónica mientras ejercían su labor”.

FOPEA intentó comunicarse con el Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Ricardo Casal, para consultarle por la inacción policial frente a la agresión a los trabajadores de prensa, pero la Dirección de Prensa de la Gobernación respondió a través de un escueto comunicado, firmado por el Secretario de Comunicación Pública de la Provincia de Buenos Aires, Juan Courel, en el que señaló: “el gobernador Daniel Scioli repudia las actitudes de intolerancia y agresiones a trabajadores de prensa y a ciudadanos en general por sus convicciones particulares, por su descontento o por ejercer su derecho a la libre expresión”.

Acción de Fopea: Investigó el caso y se pronunció públicamente

administrator

Related Articles