*Por Celina Díaz Melo, coordinadora del proyecto +Miradas
Durante 4 sábados fríos, a veces con lluvia, 20 chicos de distintos barrios de Capital y Gran Buenos Aires, desafiaron su propia fuerza de voluntad al estar entre las 9 y las 9:30 en una de las aulas de la Escuela de Caacupé. A pesar del frío, del “madrugón”, de la semana intensa de trabajo y/o facultad, siempre fueron puntuales y llegaron con el entusiasmo intacto.
El mate cocido, las medialunas y los cartelitos con sus nombres se convirtieron en el clásico de cada sábado. El grupo de whatsapp se inunda de mensajes como “en camino”, “llegando”, “abajo”, “subiendo” mientras llegan al aula de paredes turquesas en el barrio 21-24 de Barracas. Incursionan en un laberinto de puertas, escaleras y pasillos, hasta llegar a su pupitre, con su vaso azul, su cuaderno gris y lapicera blanca en mano, listos para un nuevo encuentro.
La primera clase, nos encontró con los 20 alumnos seleccionados sentados y expectantes mucho antes del horario de inicio. Luego de las introducciones y presentaciones de regla, Juan Carlos Simo, editor digital general de TN, tuvo el desafío de abrir el ciclo de 12 encuentros.
El propósito del periodista y la importancia de contar con una propuesta clara para poder mostrar a los demás de qué hablamos, fueron algunos de los temas compartidos en este primer encuentro. Al final, compartió con los alumnos dos consejos. En primer lugar, Simo les hizo una sugerencia muy elocuente: “Estudiar los movimientos del modelo de lo que nos interesa ser” y, en segundo lugar, “escuchar y construir redes”.
El primer encuentro ya había superado todas las expectativas, pero aún quedaba camino por recorrer.
“El periodismo sólo tiene sentido si es creíble. Si no es creíble, no tiene sentido de ser”
La segunda clase también fue un sábado gris con llovizna, y tuvimos dos invitados. El primero, Jerónimo Biderman, doctor en Medios, Comunicación y Cultura por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), magíster en Ciencia Política y Sociología, profesor e investigador en temas de ética periodística y vicerrector de la Universidad de San Isidro.
Junto a Jerónimo reflexionaron sobre la falta de confianza en el periodismo a través de un análisis histórico y estadístico, evaluando el contexto y comparando números con otros países. También debatieron acerca del periodismo como profesión u oficio, la interpretación y el peligro de la descontextualización, así como también los compromisos éticos de los periodistas y la importancia de distinguir la opinión de los hechos.
En el segundo tramo de la mañana, recibimos a Jason Mayne, conductor y periodista, quien compartió ante 20 pares de miradas expectantes sus vivencias viajando por Europa tocando la gaita, sus comienzos en la radio, cómo fue pasar de productor a conductor, cómo llegó a la tele, entre otros temas. “¿Cuál es mi diferencial?”, esa fue la pregunta principal que Jason les propuso que se hagan con frecuencia. “Encuentren algo que no les dé igual, hay que lograr que se acuerden de uno, y destacarse de alguna manera es fundamental”, los animó Jason.
“Contar algo que nos movilice”
La tercera clase estuvo a cargo de la responsable del proyecto Redes Invisibles en La Nación, quien compartió con los participantes de +Miradas su trayectoria, su recorrido profesional y su pasión por “poner luz a situaciones muchas veces invisibles”. Resaltó los aprendizajes de trabajar en la redacción de un medio, y reflexionó también sobre el periodismo como modo de vida: “si sos periodista siempre estás recibiendo información, estás trabajando todo el tiempo porque tiene que ver con quien sos vos”.
También compartió sus aprendizajes con el proyecto Hambre Cero y sus viajes al interior del país. “Los prejuicios suceden principalmente por el miedo y el desconocimiento”, destacó e invitó a reflexionar sobre las voces que les gustaría que se escuchen hoy en los medios. Y para cerrar, alentó a los alumnos a “contar algo que los movilice” porque, les dijo: “las historias están acá, todos los días y tenemos que ir entrenando el ojo para ir contándolas”.
Luego, con una dinámica práctica, cada uno presentó un sumario de proyecto periodístico. Surgieron ideas que demostraron la importancia de sumar miradas a los medios. Por ejemplo, uno de los alumnos propuso visibilizar las historias de quienes nacieron en la calle, otro presentó un proyecto para comparar la vida y los tratos que reciben “los animales invisibles” en contraposición a los que son tratados como deidades.
Algunos proyectos nacieron con nombre, como “En la piel de otres”, “Raíces latinas”, o “Contrastes”. Y las ideas buscaban contar historias reales, sobre distintas realidades, como las discapacidades, sobre “tener calle” y las vivencias que las personas naturalizan.
También surgieron propuestas para relatar las historias de los barrios, otras para sumar relatos sobre el arte o el deporte; algunas buscaban revalorizar la cultura de los inmigrantes o de los pueblos originarios o incluso crear una nueva forma de hacer cine y contar las historias de las villas, dejando de lado la estigmatización.
En tan solo 15 minutos, cada uno de los integrantes del proyecto +Miradas pudo idear un proyecto periodístico para contar las historias que ellos desean transmitir, porque ven que son las voces que hoy faltan en los medios.
Para cerrar, Micaela se despidió con un consejo y una tarea: no tener miedo a equivocarse y pensar en las redes invisibles de cada uno para armar un perfil periodístico para el cuarto encuentro.
Encontrar la propia voz
El sábado 23 de julio fue el último encuentro en Barracas. Cerramos el primer ciclo corrigiendo los perfiles y con una clase de oratoria. Primero, los alumnos se animaron a leer en voz alta el perfil que habían redactado durante la semana. Cada uno presentó el retrato de una persona significativa en su vida, dejando entrever los diferentes estilos, algunos más periodísticos, otros más literarios.
Luego de una breve introducción a la oratoria, llegó la segunda parte, la más desafiante. Cada uno tuvo que exponerse ante sus compañeros y contar su historia, centrándose en alguna de las personas que formaron parte de su red invisible.
Algunos recurrieron al humor, otros a la actuación. Hubo historias que nos emocionaron y nos dejaron sin palabras, otras que nos llevaron a la reflexión, a la identificación o que nos hicieron reír. Cada uno se animó a exponerse frente a los demás, a soltar su voz compartiendo historias muy íntimas y dando mucho de sí mismo en cada relato.
Al finalizar, éramos los mismos pero éramos distintos. Habíamos descubierto historias y voces desconocidas que tejieron redes y tendieron puentes donde nos reconocimos en el otro. Los 20 desconocidos que habían llegado aquel lejano 25 de junio, se iban como compañeros, +Miradas los había unido y lo reconocían agradecidos.