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¿Qué nos dicen las noticias falsas sobre la vida en la era digital? No es lo que podrías esperar

¿Qué nos dicen las noticias falsas sobre la vida en la era digital? No es lo que podrías esperar

Jonathan Gray, Liliana Bounegru y Tommaso Venturini son autores de “A fiel guide to Fake News”, una guía lanzada en el Festival Internacional de Periodismo en Perugia que  explora nuevas y más sutiles maneras de ver el fenómeno de las noticias falsas y, a través de él, cómo nuestras vidas están mediadas en una era de datos, plataformas y algoritmos. En este artículo publicado en inglés en niemanlab.org ellos resumen las ideas principales de su publicación*:

Cinco meses después de las elecciones en Estados Unidos, las noticias falsas siguen siendo un tema importante en las agendas de los medios de comunicación, de los políticos y de los públicos, lo que ha generado una oleada de preocupaciones y respuestas en países de todo el mundo. Las empresas de medios y de tecnología han establecido nuevos proyectos para ocuparse del tema, lo que ha generado además preocupaciones sobre las “soluciones con curitas”. Los gobiernos y las instituciones públicas, por su parte, han iniciado diversas investigaciones para dar respuesta a esta cuestión.

El término se ha convertido en una palabra clave tanto para las instituciones mediáticas como para las movilizaciones políticas que las impugnan, sobre todo por los innumerables informes, análisis, columnas, reflexiones, acusaciones y parodias. Y a pesar de numerosos intentos de declarar la cuestión como terminada, el asunto perdura, como un argumento prolongado donde nadie puede tener la última palabra. En medio de todo el pánico,  de echarle la culpa a unos u a otros, de campañas por todos lados y de la fatiga generalizada, ¿qué debemos hacer de este tema altamente mediatizado y politizado? ¿Cómo debemos entender y responder colectivamente a los fenómenos que son el centro de preocupación? Como miembros de Laboratorio de Datos Público, una red de investigadores especializados en métodos digitales para la investigación social, política y cultural , en los últimos meses, hemos estado involucrados en una serie de proyectos para rastrear la producción, circulación y recepción de noticias falsas en línea. De esta forma pudimos advertir nuevas perspectivas y ángulos desconocidos para el debate público.

Es un objeto fascinante de investigación -no a pesar de, sino precisamente por su carácter altamente controvertido y profundamente debatido- que nos dice tanto sobre el carácter de las infraestructuras y las instituciones sociales cuyo funcionamiento normalmente no advertimos como sí lo hacemos sobre sus debilidades, errores y puntos ciegos.

La preocupación no es sólo que estas infraestructuras e instituciones estén siendo explotadas (como lo hacen rutinariamente los anunciantes, los medios, las empresas tecnológicas, los políticos y muchas otras organizaciones y profesiones), sino el sentimiento de que las reglas y normas sociales que normalmente nos atan juntos están siendo violados – ya sea por diversión, ganancia o (geo) ganancia política.

Pero al seguir las falsas noticias online, nos encontramos no sólo con productores pícaros, propagandistas estatales, líneas geopolíticas fallidas y movilizaciones hiperpartidistas. También aprendimos sobre el patrón y la política de la vida colectiva en línea, y las consecuencias y lógicas de los diferentes modos de organización tecnológica y económica que la sustentan.

Aquí tenemos la extraña sensación de que, en la persecución del perpetrador, descubrimos un rastro de evidencia que conduce a nuestras propias puertas. Como señalaron recientemente Mike Ananny y Kate Crawford, las plataformas y algoritmos en el centro de la controversia sobre las falsas noticias pueden entenderse no sólo como “cajas negras”, sino también como “logros relacionales” que implican y evolucionan junto con nuestras propias vidas en la red.

Uno puede ciertamente afirmar que la persona que sostiene el arma no es necesariamente la única con sangre en sus manos. Pero también queremos sugerir que el tema de la falsa noticia puede aprovecharse como una oportunidad para la reflexión pública, la imaginación económica política y para las intervenciones más potencialmente ambiciosas en torno a la organización de las plataformas e infraestructuras que modelan nuestras vidas en el mundo de la era digital.

Más allá de ser más eficientes y eficaces en la lucha para advertir y eliminar las noticias falsas (incluyendo el uso de nuevas tecnologías para semiautomatizar y clasificar juicios de valor), ¿qué podemos aprender sobre nuestras sociedades, sobre nosotros mismos y sobre la vida en una era de digitalización, de datos y de plataformas?  

A continuación se presentan cuatro maneras de ver las noticias falsas de manera diferente, sacadas de la investigación en curso y publicadas en nuestra guía. La guía no se centra en hallazgos o soluciones, sino en puntos de partida para la investigación colectiva, el debate y la deliberación sobre cómo entendemos y respondemos a las noticias falsas y algunas preguntas más amplias que se plantean sobre el futuro de la sociedad de los datos.

1-Noticias falsas, desafíos y concepciones binarias de falsedad

Como muchos han señalado, hay muchos tipos diferentes de noticias falsas . O que hay muchas “sombras de falsedad”. Tan evidente es que lo podríamos llamar “controversias de clasificación” (en torno a una lista de falso, engañoso, de cantidad de clicks, etc.), así como en las dificultades encontradas en torno a los primeros intentos de automatizar completamente la identificación de noticias falsas.

Hemos tratado de desarrollar métodos y enfoques digitales para explorar lo que se ha asociado con la etiqueta de “noticias falsas”. Una cosa que establecimos fue que el significado y la importancia de una determinada pieza de contenido puede variar significativamente en el tiempo y en diferentes configuraciones. Por ejemplo, a partir del seguimiento de los ciclos de vida de noticias falsas en los resultados de los motores de búsqueda de Google, encontramos que una historia que comienza como explícitamente satírico puede ser “lavada” para lograr muchísimos clicks (clickbait) y compartida como una fuente de noticias y luego compartida de nuevo como ejemplo de desinformación hiperpartidista o  geopolítica.

Al igual que con las obras de arte o literatura, el significado de una falsa noticia o imagen no puede separarse claramente de las diferentes maneras de ver, de leer y de interpretarse que existen a su alrededor. En lugar de centrarse exclusivamente en sus propiedades formales en términos de concepciones binarias de “facticidad”, valor de la verdad o contenido informativo, esta perspectiva sugeriría una mirada más rica en los entornos en los que se comparte la información y la amplitud de de creación de significado que giran entorno, ya sea sátira o solidaridad, ironía o provocación, resentimiento o condena.

2-Las noticias falsas desafían las distinciones sutiles entre el contenido y la circulación

No es sólo en virtud de su “falsedad” que algo se convierte en noticias falsas, sino también a través del carácter de su circulación, incluyendo la velocidad, la escala y la naturaleza en que se comparten, En particular, las recientes preocupaciones sobre las noticias falsas están directamente relacionadas con la amenaza de su circulación acelerada en la web y en las plataformas en línea. Por lo tanto muchos de los intentos para luchar contra las noticias falsas se centran en el material que está tendiendo o ganando significativa tracción, que es tendencia o que se viraliza en línea.

En nuestra guía sugerimos que esta circulación representa algo más que la popularidad de las noticias falsas, pero es en sí misma una parte integral para entender lo que es y lo que significa. También buscamos maneras de explorar esta circulación más allá de los recuentos agregados de gustos, enlaces, acciones o publicaciones que a menudo se incluyen como parte de las métricas de las redes sociales.

Al mirar más de cerca cómo las noticias falsas se mueven y movilizan a la gente, podemos desarrollar una imagen más rica de no sólo cuánto y dónde circula, sino también por qué circula y cómo resuena entre diferentes públicos. Por ejemplo, en Facebook podemos ver no sólo el total de acciones, sino también los grupos públicos específicos y las páginas donde se comparte, así como un análisis cualitativo más profundo sobre cómo se comparte y de lo que se entiende por compartirlo.

Comprender esto también es crítico para asegurar que las respuestas estén en sintonía con los fenómenos que tratan de abordar.

El seguimiento de cómo circulan las noticias falsas también pueden sugerir los límites de los enfoques de noticias falsas que se centran principalmente en la comprobación de hechos, desacreditar y marcar noticias falsas, lo que podría implicar que las noticias falsas prosperan debido a un déficit de información factual, minimizando su resonancia afectiva o su atractivo emocional.

3-Las falsas noticias son posibles gracias a los fundamentos tecnológicos y económicos de la web y las plataformas digitales

Durante las últimas décadas, muchas respuestas a la desinformación se han centrado en cartografiar y desacreditar las afirmaciones hechas o repetidas por políticos, periodistas u otras figuras públicas. En la guía, exploramos formas de mirar más allá del contenido y la circulación de denuncias examinando las infraestructuras técnicas y los modelos económicos que las sustentan.

Por ejemplo, vemos cómo los datos sobre los seguidores web pueden utilizarse para entender cosas como la forma en que se asocian los sitios web falsos de noticias, cómo pueden ganar dinero, cómo sus modelos económicos difieren de las organizaciones de medios convencionales y cómo cambian con el tiempo. También exploramos esto en una reciente colaboración con Craig Silverman y sus colegas en BuzzFeed News .

Por supuesto, esto nos dice no sólo sobre cómo los sitios de noticias falsos hacen dinero, sino también sobre la organización económica política más amplia de la web y las plataformas digitales, y sus asociadas asociaciones y redes publicitarias.

4-Los sitios de noticias falsos e iniciativas que responden a ellas a menudo tienen diferentes públicos

Finalmente, analizamos diferentes maneras de explorar las respuestas a noticias falsas, incluyendo sus métodos y públicos. Si bien muchas de las iniciativas de verificación de hechos se centran en proporcionar artículos de seguimiento “verídicos” y correcciones “fácticas”, miramos dónde circulan y qué tan exitosos son al llegar a los públicos de noticias falsas en diferentes plataformas y en diferentes entornos.

Por ejemplo, examinamos cómo comparar los grupos de Facebook en los que se comparten los artículos populares de noticias falsos y los grupos en los que las respuestas de verificación de hechos cobran fuerza. En el caso de un conjunto de historias de noticias falsas muy compartidas, las respuestas de comprobación de hechos más ampliamente compartidas sólo aparecieron en un puñado de los cientos de grupos en los que se distribuían los primeros.

Cabe esperar que las concepciones de la objetividad periodística puedan llegar a incluir el papel que los periodistas y las propias organizaciones de medios de comunicación desempeñan en la conformación de normas, expectativas e instituciones de producción de conocimiento en la era digital, así como formas de entender y relacionarse con los llamados públicos de la “post-verdad” que sienten que estas instituciones les están fallando.

*Este artículo es una traducción y adaptación realizada por FOPEA de “What does fake news tell us about life in the digital age? Not what you might expect”

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