El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) y la Fundación Konrad Adenauer proponen en el libro Periodismo Cercan(d)o una radiografía sobre la situación del periodismo actual en Argentina. Es un material publicado en 2015 y escrito por más de 20 periodistas, socios de FOPEA y distribuidos en todo el territorio argentino.
Esta semana publicamos el noveno capítulo del libro.
CAPÍTULO 10 – LA RIOJA
En el análisis de dos periodistas
1.El arte de la flotación en el mar del Estado
María Rosa Di Santo (*)
La Rioja es una provincia estructuralmente seca. Sin embargo, las aguas del Estado bañan prácticamente todas sus tierras, aun las más altas. Como el mar, no son aguas quietas. A veces, en días tormentosos, las olas se elevan de tal forma que pueden ahogarte. Así que ser periodista en La Rioja equivaldría a aquel que, a merced de esas aguas, intenta mantenerse a flote. Sobrevivir. (M.R.D.S.)
El mar
Durante muchas décadas posteriores a la definición legal de un país federal y la construcción real de un país unitario, La Rioja, provincia periférica en el contexto nacional, se sostuvo como un fenómeno casi meramente vegetativo. Pobre, dependiente, sin salida después de la destrucción casi total de su economía regional, albergaba a las familias que verían emigrar a sus hijos, en el mejor de los casos, para estudiar en las universidades; en la mayoría, para trabajar en las minas de la Patagonia, las fábricas del conurbano o Córdoba, o como servicio doméstico y empleados no calificados donde hiciera falta.
Desde los años sesenta del siglo pasado la cosa empezó a cambiar. Los aires libertarios de América Latina llegaron también a la provincia junto a periodistas como Alipio Paoletti, escritores como Daniel Moyano, religiosos como Enrique Angelelli.
La última dictadura trajo el dolor de cientos de detenidos y varios desaparecidos, pero también la aplicación de una ley de promoción que dio origen a un parque industrial y significó a la vez la llegada de técnicos y profesionales tentados por el trabajo.
Con la democracia volvió a la acción Carlos Menem. Ya no con veleidades de montonero, sino con sueños de presidente y, a caballo de sus aspiraciones políticas, intentó convertir La Rioja en una “isla de progreso”.
Si en los años ochenta el Estado se agrandó porque “gobernar es dar trabajo”, en los noventa fue el conejillo de indias de las políticas privatizadoras y descentralizadoras de la dupla Menem-Cavallo, y en la “década ganada”, el Estado volvió a crecer hasta límites desconocidos.
El Estado es ahora un mar que mueve la producción, tras la creación de empresas estatales, el fin de la promoción industrial y el quiebre de los emprendimientos tradicionales. También se ocupa de los servicios, gracias a la re-estatización de lo que se había privatizado en los noventa, y se ocupa del empleo; es la fuente del dinero que circula en el territorio (en más de un 95% proveniente del reparto que hace el Estado nacional) y la prestación de los servicios básicos que hacen al Estado de supuesto bienestar: educación, salud, justicia y seguridad.
El ancla
Desde 1983, el peronismo clavó anclas en La Rioja y hasta ahora no las levó jamás. Tan persistente fue su acción que hubo ocasiones, como en 2007, que para remover a un gobernador y dejar que otros gozaran de las mieles del poder, la Legislatura actuó excepcionalmente como Poder Legislativo. En el viejo sentido de Montesquieu, controló al Ejecutivo y lo destituyó mediante juicio político.
El ancla sigue en el lugar y hoy, en 2014, el mar del Estado se confunde con las aguas del Gobierno y este, con la facción que gobierna, porque el Partido Justicialista fue, en la práctica, una inundación. De 36 bancas, el peronismo, en sus distintas vertientes, ocupa 32. En la Justicia elige, destituye o jubila a los jueces y marca el ritmo de las causas, pese a que existe el Consejo de la Magistratura. La mora judicial, que es lo corriente, se transforma en frenética celeridad cuando el gobierno advierte algún riesgo para sí mismo.
El curso de la navegación
Eduardo Menem, ex senador nacional y hermano del ex Presidente, pretende recuperar en 2015 estas tierras ocupando el sillón que Carlos usó por tres mandatos (uno inconcluso). El 26 de agosto pasado dijo: “En La Rioja, el índice de pobreza es altísimo (48%), el segundo en el país después de Chaco; la mortalidad infantil es la segunda más alta del país; la inseguridad es pavorosa; los índices de educación son pésimos; hablan de un modelo productivo y hay 10.000 obreros que perdieron sus trabajos en el Parque Industrial”[1].
“El Estado paga alrededor de 73.000 obligaciones salariales (entre sueldos, programas de inserción laboral, planes sociales, contratos, pasantías, tutorías, becas, etc.)”, dijo el ministro de Hacienda, Ricardo Guerra, el 18 de junio pasado.[2] Según el último censo, la provincia tiene unos 333.000 habitantes. Más del 20% depende del Estado, sin contar jubilados y pensionados (la mayoría nacionales).
El sueldo mínimo de bolsillo es de $5.145. Los mejores sueldos en general oscilan entre los 12 y los $15.000.
La flotación
La información pública es básicamente la que hace circular la Casa de Gobierno y todos los entes públicos. Una fuente de trabajo que ha crecido exponencialmente en los últimos años ha sido la prensa institucional. Nadie que se piense como personaje “público” carece de un asistente de prensa. “Ayudame en la campaña, hay que analizar información, armar estrategias comunicacionales. Te contrato a través del Congreso”, le dice el pariente directo de un legislador nacional a un periodista. Una frase que suena con cierta frecuencia desde que los políticos descubrieron el poder de la comunicación.
A mediados de este año se sacó de internet el Boletín Oficial online, pero regresó después de una tenaz campaña en la que FOPEA fue protagonista. No hubo explicaciones. El año pasado, también por el alerta de FOPEA, se frenó un intento abusivo de colegiación de periodistas. Este año anda dando vueltas un proyecto para regular éticamente la profesión. Todavía no prosperó.
Así las cosas, para cualquier periodista riojano, leer o escuchar lo que dicen los medios de comunicación de La Rioja es repasar todos los materiales que han llegado previamente a su casilla de correo desde los organismos oficiales de prensa.
Hay excepciones. Unos pocos medios y periodistas que tienen la iniciativa, que entrevistan (cuando los funcionarios y legisladores los atienden), que dan lugar a las minorías, que intentan fijar su propia agenda, que no reciben regalos, que guardan una distancia prudente del poder.
Pero es difícil.
Hay que flotar.
- “Yo saco 3.000 pesos por unas 4 horas de trabajo, sin contar con el tiempo que me lleva estar informado”.
- “Soy empleado estatal, pero en realidad trabajo para un multimedio privado (propiedad de un dirigente) en el mismo horario.”
- “Soy empleado de medios estatales y a la vez trabajo para un medio privado, para completar unos mangos más”.
- “Yo soy asesor”.
- “Vendo publicidad, compro el espacio”.
- “Soy monotributista”.
- “Cobro 200 pesos por día, pero no de trabajo. Por día en que mi trabajo es publicado. Los gastos corren por mi cuenta”.
- “Como casi todos, no vivo del periodismo. Mi principal ingreso es otro”.
Caso 1:
Profesional de experiencia: “No me pagues, no te pago. Dejame hacer este programa. Vos ponés el aire, la tecnología, el operador y el teléfono y yo la producción y puesta al aire”.
Empresario de medios: “No puedo, tengo 20 empleados. Con vos pierdo la pauta oficial”.
Caso 2:
Responsable de prensa institucional de organismo público: “Yo te doy dos móviles, te los pago, pero tenés que cubrir todos nuestros movimientos”
Caso 3:
Funcionario de Prensa oficial: “Ustedes se dedican a hacer terrorismo desde la radio, ¿y así querés cobrar la pauta?”.
Caso 4:
“Ayer, un móvil de turno cubría la actividad del ministro X. Una vecina disconforme intentó salir al aire por la radio, a través del móvil. Mientras era entrevistada, llegaron cuatro tipos que, en nombre del ministro X, le arrebataron el equipo al móvil e interrumpieron la nota, que salía en vivo. El periodista se fue, con el miedo lógico”.
Algunas frases que suenan, diálogos y situaciones recurrentes entre periodistas y empresarios, que sintetizan la realidad periodística de nuestra provincia.
En La Rioja hay cinco universidades y treinta institutos superiores, y hay carreras de comunicación en ambos ámbitos, pero es difícil ser un periodista profesional. Hay decenas de emisoras de radio en toda la provincia, dos diarios y varios semanarios, muchos portales de internet, canales de televisión tradicionales y online.
Los contenidos son limitados y la investigación periodística, escasa.
Hay mucho de pasión, de voluntad, de adrenalina en hacer periodismo. Muy pocas veces alcanza para nadar, la mayoría de las veces se flota, pero muchos se ahogan.
Las redes
Desde 2011, el Gobierno dispuso que los alumnos y docentes de todos los niveles del sistema educativo tuvieran computadoras portátiles y el servicio de internet gratis o a bajo costo a través de una empresa estatal (Internet para Todos).
Lo que se presentó como una política destinada a mejorar la calidad educativa fue una revolución cultural. No hubo filtro posible. La gente se fue apropiando de la red a través de redes sociales.
Las redes convergieron con los movimientos ciudadanos.
Y la credibilidad de los medios quedó al desnudo, frente a las alternativas de escuchar pluralidad de voces sin la mediación de los medios tradicionales.
Los nuevos movimientos sociales, configurados bajo el modelo horizontal de asambleas ciudadanas, habían surgido cinco años antes para resistir el avance de la mega-minería.
Esta vez, el mar se embraveció, pero las islas fueron surgiendo. En lugar de estar aisladas, se configuraron en archipiélagos. Y el ancla comenzó a comportarse como si solo encontrara arena para intentar asirse inútilmente a algo firme. Famatina rompió las barreras informativas y se convirtió en nave más allá de La Rioja. En 2013, un movimiento básicamente estudiantil, después de un mes, de toma puso fin a una réplica del régimen provincial que gobernaba la Universidad Nacional de La Rioja desde hacía más de veinte años. Antes y después de la toma hubo elecciones. En las PASO ganó la oposición y en octubre el oficialismo la superó por agónicos 707 votos. Y a fines de agosto pasado, Fernando Rejal, un ministro del gobernador Luis Beder Herrera, reconoció públicamente que “el peronismo corre el riesgo de que no le vaya bien” en 2015.
Las redes son, para los periodistas, fuentes varias de información y franca competencia. Lo que no se dice en los medios tradicionales se dice allí. Lo que en los medios tradicionales y los nuevos medios puede significar una denuncia judicial contra sus editores responsables, en las redes se diluye (por ahora) entre versiones de versiones.
—¿Por qué no dijiste, por qué tu medio no publicó esto?
—Porque no hay ninguna prueba, ningún testimonio. Capaz que fue cierto, pero no podemos divulgar una versión porque solo es verosímil. En la residencia oficial de la gobernación supuestamente había dos personas. Supuestamente se pelearon por un perro. Supuestamente hubo disparos. Supuestamente eran el hijo del Gobernador y un guardia. Pero no hay nada concreto.
—¡Cobardes, vendidos! ¿Cuánta plata te está poniendo Beder?
Mientras tanto, el Gobierno denunció al periodista y editor de un portal que difundió la versión, que fue tomada por varios medios nacionales. En horas nomás, fue citado por la justicia a declarar, ni él sabía en calidad de qué.
¿Cómo se flota en estas aguas? ¿Cómo se ejerce el periodismo en este mar de incredulidad, de descreimiento, de sospecha generalizada? ¿Cómo se logra la independencia sin haber alcanzado la autonomía? ¿Cómo se hace periodismo profesional bajo reglas éticas que nos auto-regulen?
¿Acaso las condiciones limitantes en el ejercicio profesional sirven de excusa para los periodistas? ¿Son la mejor coartada a la vista frente a otros problemas, que también tenemos, de irresponsabilidad, negligencia, falta de formación adecuada, comodidad, resignación y, directamente, corrupción? No debería, no debería.
Hay algunos atajos. Pocos. Uno de ellos es ejercer a la vez la docencia, donde se ingresa no por la cara sino por y donde se supone que hay estabilidad en el cargo.
Claro, otro atajo sería vender la publicidad a muchos anunciantes privados.
—Pero si querés que diga, que la radio hable, ¡contratá una pauta!
—¿Con qué guita? Cada vez vendemos menos y la recesión nos está matando. No podemos reponer mercadería, menos podríamos hacer publicidad…
En La Rioja, los problemas y preocupaciones de los periodistas que han participado de las consultas de FOPEA en todo el país son una realidad, una parte del escenario cotidiano, aunque solo reconocidos por aquellos que logran desnaturalizar este estado de cosas.
Lo peor de los condicionamientos externos es su internalización, porque, entonces, nos arriesgamos a creer que este modo en el que las cosas son hoy es el único modo posible. Incluso muchos de nuestros colegas aparecen convencidos del discurso oficial. Aún recuerdo aquel periodista de la TV oficial que, mientras informaba sobre los resultados en agosto 2013, prácticamente retaba a los electores en las PASO por haber votado en contra del oficialismo.
En 2011, mil periodistas de todo el país decían creer que el periodismo estaba condicionado (consulta de FOPEA). Tres años después, las percepciones de los periodistas se habían agravado:
- El principal problema que los propios periodistas mencionan es el bajo nivel salarial (48%).
- En segundo lugar, la dependencia de la publicidad oficial (más señalada en el interior del país) y la falta de rigor profesional de los periodistas, ambas con el 37%.
- El nivel de credibilidad de los periodistas argentinos en la sociedad de hoy es medio (5,6%).
- La evaluación del nivel de independencia en el ejercicio de la profesión es de 6,4%. Bajó con respecto a la encuesta realizada en el 2011, que era 7%.
- El 61% de los periodistas define principalmente el periodismo de hoy como condicionado y en menor medida como crítico, extorsivo y complaciente. [3]
Al menos en La Rioja, las redes sociales y, en cierta medida, los medios comunitarios, han disminuido el recorte en la circulación de información. Periodistas y medios pueden autocensurarse, el poder puede censurar, pero no pueden censurar las redes ni los mensajes de texto. No, al menos, al costo de asumirse públicamente como totalitarios.
Sí, entonces, la situación de la provincia se agravó frente al avance estatal y gubernamental y, a futuro, el ejercicio profesional del periodismo “de medios” es una gran incógnita. Lo que verdaderamente ha mejorado aquí es un sector no desdeñable de la sociedad civil y es posible que, en la medida en que los periodistas sepamos fortalecernos, buscar alternativas y aceptar nuevos desafíos, el panorama mejore también para nosotros.
Sería algo así como reaprender a nadar en alguna dirección, en lugar de sostenernos a flote como podamos.
Nadie dijo que sería fácil.
Como intelectuales, es bueno que los periodistas asumamos que “no hay democracia efectiva sin verdadero contrapoder crítico. (…) El trabajo de demolición del intelectual crítico –muerto o viviente– es tan peligroso como la demolición de la cosa pública”.[4]
(*) María Rosa Di Santo – Licenciada en Comunicación Social (UNC). Máster en Sociología y Ciencias Políticas (FLACSO). Corresponsal de la agencia DyN desde 1993. Investigadora.
- El difícil acceso a la información real
Julio Aiub Morales (*)
Creo que no se descubre nada –y menos aún en poblaciones numéricamente pequeñas como La Rioja– si se apunta que la principal limitante del periodismo y de sus efectores, los periodistas, es la forma actual de hacer política. Hablamos de la forma de practicar, de llevar adelante la política y no de la política en sí. Esta limitante, la forma de hacer política, se ha acentuado en los últimos años. A sus autores, los dirigentes políticos, les ha dado beneficiosos resultados, pues les ha permitido no solo conservar cargos clave en la conducción del Estado, sino que a muchos de ellos los ayudó a mejorar enormemente su estándar de vida. Pero a los periodistas los ha encerrado en un laberinto que ha hecho decaer no solo el nivel de esta actividad, sino que también ha dado un fuerte golpe a la credibilidad de quienes desarrollan el periodismo y también a la profesión en sí misma. Los periodistas ya no gozan del respeto de la sociedad. Y eso es, por lo menos en nuestra pequeña sociedad, por los demasiados lazos y vasos comunicantes con los políticos. (J.A.M.)
Bajas remuneraciones
La mala política ha hecho que los periodistas no estén bien remunerados. Cierto que se han reimplantado las paritarias salariales, pero son a nivel nacional y sus repercusiones prácticamente no llegan a esta provincia. Los niveles de las remuneraciones son minúsculos y aun así están por debajo de la línea media salarial que paga el gobierno a los empleados públicos. Paralelamente, muy pocos trabajadores de prensa se encuentran registrados oficialmente en las empresas donde laboran. Recientemente, el sindicato que nuclea a los trabajadores del sector, el Sispren, efectuó una pegatina con la que denunció que los dos diarios de La Rioja, El Independiente y Nueva Rioja, no cumplen con la legislación en ese sentido. Esta es una realidad que se da tanto en el periodismo gráfico como en el oral (audiovisual). No hay explicaciones públicas oficiales por parte de los dueños o de las patronales de los medios, aunque lo más escuchado es que la realidad socioeconómica de la provincia hace imposible pagar las remuneraciones que se acuerdan en paritarias nacionales, por los montos en sí y porque a eso hay que agregarle las cargas sociales y cuotas sindicales.
Periodista y empleado público
Los gremios del sector también tropiezan con otra realidad: muchos medios son “estatales”, ya sea provinciales o municipales. Y allí se entra en una zona gris respecto de la remuneración y las condiciones laborales. Para algunas cuestiones se es empleado público y para otras se aplica la legislación laboral privada.
La baja grilla salarial de los trabajadores estatales presiona hacia abajo las remuneraciones de las restantes actividades. Sobran los dedos de una mano para contar los gremios que luchan y logran que las escalas de aplicación nacional también sean percibidas por los trabajadores locales. Solo los docentes provinciales, los trabajadores de la empresa estatal distribuidora de energía y los médicos han logrado romper esa telaraña de intereses personales, gremiales y políticos.
Entre los problemas que afectan al sector de medios de la provincia debemos considerar el económico: el Centro Comercial e Industrial informó que las ventas del sector descendieron un 40% durante 2014. Este panorama jaquea a los distintos medios, especialmente a las radios y a las páginas web, que dejan de percibir entradas por publicidad privada y cada vez más sobreviven aferradas a la pauta publicitaria tanto provincial como nacional, aunque a ésta última solo llegan contadísimos medios, que tienen fluidos contactos con autoridades nacionales.
De esta forma, la pauta publicitaria estatal presiona indirecta y muchas veces directamente sobre el medio y los periodistas que trabajan en ella. Esto se nota mucho más descarnadamente en los medios del interior: radios y páginas web. Algunos municipios tienen sus propias radios o cuentan con el apoyo cuasi incondicional de algunas de ellas, de acuerdo con la situación política del jefe comunal o del dueño del medio.
Una ley fuera de la realidad
La nueva ley de medios podría haber sido el modo de resolver algunos de los problemas del sector, pero prometió mucho e hizo poco. Se han adjudicado algunas frecuencias, aunque se anunció un concurso de licencias que nunca se concretó. Los responsables de los medios denuncian trámites burocráticos y costosos. No solo las decisiones se toman en Buenos Aires, sino que muchas veces también hacen falta “conexiones políticas” para resolver diversas cuestiones. Desde el principio, la ley ofreció aspectos inaplicables para los medios del interior, que pasaron inadvertidos. Por ejemplo: ¿cómo hacen las radios de Vinchina, cabecera departamental ubicada en plena pre cordillera, a unos 400 km de la capital, con dos mil habitantes, para cumplir con el porcentaje de producción local, los locutores matriculados y pagos que exige la ley? Parece que tendrán que sobrevivir al margen de la ley o cerrar. Y también, ¿cómo hará el organismo legal –la AFSCA– para controlar estos medios? En los cuatro puntos cardinales de la provincia hay medios que se debaten en la misma situación, tanto económica como legal.
La delegación provincial de la AFSCA fue abierta en La Rioja capital y creció en número de empleados. Pero, por ejemplo, las superposiciones e interferencias entre los medios radiales continúan. Muchas emisoras apelan a “bajar” radios de Buenos Aires para rellenar sus espacios, sobre todo en los fines de semana. Por lo tanto, los riojanos nos seguimos enterando del estado y pronóstico del tiempo… de Buenos Aires, como hace diez años atrás. El manejo político-partidario de la AFSCA quedó evidenciado cuando su anterior titular, la abogada María Elisa Reynoso, afiliada al Partido Comunista y esposa del secretario de Derechos Humanos de la CTA de Hugo Yasky, Rogelio De Leonardi, fue relevada de su cargo. Esto ocurrió cuando el jefe del Ejército, el Tte. Gral. César Milani, se sintió jaqueado por cuatro abogadas de derechos humanos que llevan adelante dos causas: la desaparición del soldado Alberto Agapito Ledo (en la que Milani firmó un acta de falsa deserción del conscripto durante la dictadura) y el allanamiento y detención ilegal del padre y del ex preso político Alfredo Olivera. Una de esas cuatro abogadas es Reynoso, quien fue suplantada en su cargo por un joven conocido de la noche riojana, Néstor Trinchera, y con conexiones con la agrupación La Cámpora. Reynoso afirmó que espera que en la nueva gestión haya continuidad respecto de las tareas que ella inició. Sin embargo, dejó un dato preocupante: “La persona que me sucede es un estudiante del liceo militar y su tío es un militar que estuvo en inteligencia en 1976, contemporáneo de Milani en la provincia de La Rioja”. Trinchera ha dado cursos en La Rioja y Catamarca, de dos días de duración, mediante los cuales se habilita a los participantes a ser “locutor” para medios de cobertura pequeña.
Mucho hay de controvertido en la AFSCA local. Por ejemplo, la radio cooperativa Voces, según comentó su integrante Paola Salvadores, “hace varios meses entregó la documentación necesaria para obtener una licencia directa”. El artículo 49 de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual determina que las radios de baja potencia que estén en zonas de no conflicto y a determinada cantidad de kilómetros de grandes ciudades, pueden acceder a una licencia sin necesidad de pasar por un concurso previo. Radio Voces cumple con estos requisitos, pero aún no lo ha conseguido.
“A pesar de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, las radios chicas seguimos condenadas a la clandestinidad, y hasta que no haya alguien idóneo, con conocimiento del cuerpo específico de la ley y un mapeo hecho de lo que son las radios comunitarias en La Rioja, esto seguirá sin rumbo”, agregó Salvadores.
Política directa sobre los medios
También ocurre con cierta frecuencia que los políticos o aquellos que quieren ganar espacio en la política creen medios. En La Rioja tuvo mucha repercusión, hace unos años, el surgimiento de un multimedio (radio, canal de TV abierta, página web y semanario) con la fuerte sospecha de que estaba directamente vinculado a la entonces vicegobernadora y actual senadora del FPV Teresita Luna, a través de su hermano, dirigente político local. Inclusive hubo una investigación judicial que finalmente no avanzó acerca de un importante Aporte del Tesoro Nacional (ATN).
Algo similar ocurrió con una de las radios más escuchadas. Un comerciante del medio, Néstor Bosetti, creó una radio opositora al gobierno provincial hasta que el dueño –aunque no figura legalmente– fue nombrado ministro de Infraestructura y Vivienda. Hoy, la emisora defiende al gobierno de Luis Beder Herrera, impulsa la re-reelección del gobernador y a Bosetti entre los posibles candidatos a sucederlo en caso de no prosperar esa re-re.
Un intendente del interior, de quien se dice que también tiene aspiraciones a más, hace unos meses instaló una radio con modernísima tecnología, en pleno centro de La Rioja, aunque tampoco él figura en la sociedad. Este intendente participaba del círculo áureo del gobernador Herrera y estuvo a punto de ser candidato a diputado nacional en 2013, pero ahora pasó a la oposición y tiene vinculaciones con Sergio Massa.
Cuando no es con la pauta publicitaria, los políticos presionan de otra forma. Por ejemplo, a una radio en Chepes, en el sur de la provincia, límite con San Juan, le tiraron un bloque de cemento a su vidriera un domingo de madrugada y la destrozaron. Su dueño, Santiago Andrada, no quiso culpar a nadie por el hecho. El lunes siguiente, uno de sus movileros, Diego Domínguez, recibió una carta documento de la diputada provincial Cristina Saúl, hermana de Claudio Saúl, ministro de Gobierno e intendente de Chepes. Domínguez tiene una página web, “Chepes Virtual”, donde había publicado que la diputada repartió, durante el Mundial de Fútbol, camisetas y banderas de Argentina con el nombre del gobernador. Esta legisladora quería que Domínguez se rectificara. Ahora bien, ¿qué puede hacer un simple movilero contra la diputada de su departamento, que además tiene a sus parientes directos en cargos clave de la ciudad? De allí que la autocensura sea una actitud casi normal en los periodistas: no tienen un buen sueldo; no son apreciados socialmente porque la profesión ha sufrido una constante devaluación de imagen; son presionados por los dueños o responsables de los medios, que a su vez reciben otros tipos de presiones; tienen poca defensa sindical y profesional.
Formación del periodista: cuánto falta
En La Rioja hay una universidad nacional donde se dicta la carrera de Comunicación Social, con las variantes de Publicidad y de Comunicación Institucional. También se agrega la licenciatura en Diseño y Producción Multimedial. La universidad fue dominada durante treinta años con mano de hierro por un solo rector, Enrique Tello Roldán. Esto motivó algo absolutamente inusual en la historia universitaria argentina: una masiva movilización popular terminó con Tello Roldán, de tal forma que, literalmente, desapareció. Nadie supo nada más de él.
En la Universidad Nacional de Chilecito, otra de las nuevas creadas en el país, se dicta Comunicación Social. Mientras tanto, los egresados de la carrera sirvieron en su gran mayoría para integrar la mano de obra a precio bajo, a veces vil, utilizada prácticamente por todas las áreas de los gobiernos provincial y municipales. Sucede que cuando ingresaban a la universidad no se les advertía a los jóvenes que no hay medios privados en La Rioja con capacidad de absorción de periodistas. Claro que esto no pasa solo con esta carrera, desafortunadamente. Es lógico que después de algún tiempo de estudio, los jóvenes quieran trabajar donde sea… y como sea.
A esto hay que agregar que ni la escuela primaria ni la secundaria ponen énfasis en la formación de la lengua castellana o del idioma español, por lo cual los jóvenes llegan al nivel terciario con serias deficiencias en el manejo del idioma, tanto hablado como escrito. Pero también se advierte un gran desconocimiento de la historia, tanto reciente como antigua. A esto hay que agregar que egresados de otros institutos culturales, publicitarios o radiofónicos también ejercen el periodismo. Todo este cuadro, lamentablemente, no ha redundado en la elevación del nivel, sino todo lo contrario: se habla y se escribe mal y, lo que es peor, muchas veces con gran desconocimiento del tema que se aborda o de la persona entrevistada. Pero creo que esto tampoco es ninguna novedad; y menos, exclusividad de La Rioja.
Acceso a la información
Otra importante limitación a la actividad periodística, sobre todo al derecho constitucional de la ciudadanía a estar informada de los actos de gobierno, es la falta de información adecuada y transparente sobre todo lo referido a la cuestión económica, los actos legislativos y el accionar (o no) de la Justicia. La Rioja debe ser una de las provincias con menor acceso a este tipo de información en el conjunto de los Estados provinciales. Recientemente, el Boletín Oficial de la provincia se dejó de editar electrónicamente, curiosamente después de que salieran una serie de publicaciones referidas a expropiaciones de tierras. Luego volvió a editarse, pero con otra denominación. La explicación “semi-oficial” –pues oficialmente no la hubo– es que se bajó la anterior para dar una versión mejorada. Pero ni en la página web anterior ni en esta se pueden ver los boletines anteriores, solo lo que sale semanalmente. No figura en la web ni tampoco en soporte papel cuántos fondos ingresan a la provincia, ni el presupuesto provincial ni su ejecución.
La Legislatura informa en su web sobre las leyes que se sancionan, pero sin mayores detalles. No hay datos del trabajo de las comisiones. Los diputados presentan su declaración jurada de bienes, pero no se hace pública. En el período actual, solo los cuatro –sobre treinta– diputados opositores presentaron su declaración jurada, según lo informaron ellos mismos.
La Función Judicial (en La Rioja hay funciones, no poderes) acusó recibo del informe crítico que hizo la ONG ADC sobre la falta de información pública y comenzó a poner en su página web los concursos de jueces, pero siguen sin conocerse todas las sentencias y, menos aún, el trámite de las causas relevantes.
Lo cierto es que hoy en La Rioja, casi todas las carreras universitarias o los emprendimientos privados juegan en desventaja respecto de la actividad política. Porque “se llega” mucho más rápido dedicándose a la política que desarrollando un estudio universitario u otra actividad privada. Recientemente, un ingeniero que trabaja en la función pública comentó: “Vino el ministro, que no tiene ni el secundario terminado, a explicarnos cómo será el sistema de obras: nosotros hacemos los proyectos, él gestiona, recibe y destina los fondos. Por supuesto, su sueldo es mucho más alto que el nuestro. Y tiene gastos reservados”.
En definitiva, los principales desafíos que tienen los periodistas en La Rioja son, por un lado, saber que si se quiere la verdad, se atravesará descalzo un largo desierto y, por otro, afirmar las condiciones éticas y morales personales, así como estudiar mucho y bien (en la universidad casi se glorifica a Maquiavelo y se desdeña a Kant). Esto es a lo que más le teme el “sistema político”. Acostumbrado a que todo y todos tienen un precio, el “sistema político” no sabe qué hacer y se encuentra desarmado ante esta clase de periodismo y de periodistas.
[1] Las declaraciones de Eduardo Menem están citadas en www.fmamericanoticias.com.
[2] Ver www.riojavirtual.com.
[3]Ver <https://oldsite.fopea.org/Inicio/Bajo_nivel_salarial_falta_de_rigor_profesional_y_dependencia_de_la_pauta_oficial>, <https://oldsite.fopea.org/Inicio/Encuesta_sobre_la_autocensura_en_el_periodismo_argentino>.
[4] En BORDIEU, Pierre: Intelectuales, política y poder, EUDEBA, Buenos Aires, 1999.
(*) Julio Aiub Morales – Ejerce el periodismo en la provincia de La Rioja desde hace más de treinta años. Corresponsal del diario Clarín. Fue secretario de redacción de los dos diarios riojanos: El Independiente y Nueva Rioja. Colaboró con diversos medios nacionales. Actualmente tiene sendas columnas de análisis político en el diario Nueva Rioja y en Radio Libertad de esa misma provincia.