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Periodismo cercan(d)o: Misiones y el periodismo frontera adentro

Periodismo cercan(d)o: Misiones y el periodismo frontera adentro

El Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) y la Fundación Konrad Adenauer proponen en el libro Periodismo Cercan(d)o una radiografía sobre la situación del periodismo actual en Argentina. Es un material publicado en 2015 y escrito por más de 20 periodistas, socios de FOPEA y distribuidos en todo el territorio argentino.

Esta semana publicamos el noveno capítulo del libro.

libro

CAPÍTULO 9 – MISIONES

Periodismo frontera adentro

Norma Lunge (*)

 

Una luz roja encendida demuestra que está “al aire”. Una sola persona se encuentra frente a un micrófono y una consola. Opera y habla. Es el periodista de El Soberbio, una localidad de 19.500 habitantes ubicada a más de 1.200 kilómetros de Buenos Aires pero solo a 10 de Brasil. Su audiencia se compone de ciudadanos que hablan un portuñol (portugués-español) cerrado. El periodista es a su vez el dueño de la radio y quien consigue que unos pocos comerciantes decidan promocionar allí sus productos. No tiene “publicidad oficial”, ni sabe cómo conseguirla. Cuando una docente de la escuela primaria de allí cerca hace un micro para hablar de problemas de género (ella también sabe operar la consola), el periodista sale a cobrar publicidades y visitar clientes. Caso contrario, hay “espacio musical”. Una historia real en el norte del país. (N.L.)

 

Este periodista no estudió periodismo, terminó la secundaria donde siempre se destacó por ser el que organizaba los actos escolares y los dirigía, además de las composiciones e investigaciones en las que participaba. No pudo ni puede hacer capacitaciones a través de redes virtuales ya que internet en ese lugar casi no existe, apenas hay celulares con muy mala señal y un módem que a cada rato se desconecta.

Sin embargo, cuando los vecinos tienen problemas, cuando se organiza un evento en el pueblo, cuando los concejales o el intendente quieren contar sus propuestas u obras, al lugar que van es a su radio.

Igualmente, el periodista ya tuvo problemas, porque cuando contó que en la carpeta de obra de la plaza del centro había elementos de construcción que no aparecían en la obra real, el intendente lo llamó y le “hizo ver” no era tan así. Y el presidente del Concejo Deliberante, que tiene un minimercado, retiró la publicidad de la radio.

¿Contar lo que pasa puede traer tantas consecuencias? Sorpresa para él, que vivía y aplicaba la ética en su trabajo sin haberla estudiado.

Es un periodismo rústico pero no menos importante. Es el que está en contacto directo con la noticia, con los hechos, con las personas, el que ve y cuenta lo que ve. Como el periodista que narra desde las mismas trincheras de un combate. Solo que las balas aquí son las amenazas y el retiro de apoyo económico para seguir con la tarea de informar.

La historia forma parte de lo que le sucede a la mayoría de los periodistas de la región, de acuerdo con el último relevamiento realizado por FOPEA en 2014.

Más allá de este caso real al que hacemos alusión para tener noción de dónde estamos parados, Misiones es una provincia que tiene 1.080 kilómetros de frontera con Brasil y Paraguay y solamente 110 con la provincia de Corrientes. En consecuencia, existe una gran mezcla de idiomas y costumbres.

Las “interferencias”

La frontera del NE argentino es muy permeable en todo sentido. Incluyendo la interferencia en las señales de internet o celulares. En un instante, se ve antena de Argentina en el celular, y al avanzar dos pasos, aparece la antena de Brasil. No estaría mal si el servicio fuera eficiente, pero amén de no tener servicio, si uno consigue conectarse, el valor de la comunicación cambia de pesos a reales o a dólares.

A su vez, las antenas de radio de emisoras brasileñas ingresan con mayor potencia que las nacionales al territorio argentino. Y muchas veces “tapan” o generan “interferencias”.

La permeabilidad fronteriza también permite otra clase de interferencias: el acceso de delitos y delincuentes típicamente fronterizos, albergados por las dificultades de control o las laxitudes de las fuerzas de seguridad. Ciertamente, debería existir más periodismo de investigación, el cual, lamentablemente, en Misiones casi es inexistente. Primero, por las condiciones precarias del trabajador de medios, sobre todo en el aspecto económico. Segundo, porque la trata de personas, la venta de bebés, el contrabando y otros “negocios” mueven mucho dinero e influencias y resulta casi imposible enfrentarse a ellos. Desde el inicio mismo de una investigación, arrecian las amenazas, verbales o no, indirectas o directas y, en el peor de los casos, hechos físicos o materiales. Si agregamos lo débiles que resultan las leyes en el caso de condenar al autor de un ataque (si es que se logra detectarlo), aumenta la posibilidad de que un periodista descarte la investigación ante la amenaza que eso significa.

La unión entre trabajadores de medios de otras provincias –cuando no Buenos Aires– y los locales, ha sido casi lo único que rinde frutos en el periodismo de investigación en esta provincia.

Entre la autocensura y el ombliguismo

En ese marco, lograr un periodismo que piense en mejorar capacitándose es casi ilusorio.  Un 60% de los trabajadores de medios de la provincia es monotributista: factura un servicio o, directamente, factura su publicidad, el anuncio que lo mantiene al aire le permite escribir en un semanario o tener un programa en televisión.

Claro que con eso aparecen las limitantes: la mayoría sopesa lo que va a decir o se autocensura, de acuerdo con un relevamiento que esta periodista efectuó en 2013.

La falta de capacitación –incluso por parte de las empresas de medios– genera que el periodista, por ejemplo, se convierta en juez, o que publique lo que sabe sin el menor rigor periodístico y consulta a las fuentes. “Yo soy la verdad”, vendría a ser la premisa.

Presiones políticas y económicas

Otra limitante es la de trabajar para un medio que sea propiedad de un dirigente político. Allí se producen la mayoría de las agresiones a periodistas (ver: informes del Monitoreo de la Libertad de Expresión de FOPEA en Misiones). O trabajar para una entidad o institución. En cualquiera de los dos casos, la línea es muy delgada y mantener la ética se hace muy difícil.

En Misiones hay una mayoría de trabajadores de medios que se engloban en ambos casos. Algunos son periodistas de larga trayectoria que trabajan para entidades públicas o privadas en prensa Institucional. Las rispideces generadas en este ámbito pueden luego presentarse como verdaderos ataques violentos hacia tales periodistas, blancos de una oposición que mata al mensajero.

“Los periodistas jamás deben prestarse a realizar operaciones de prensa ni difundir información tendenciosa”, dice parte del código de ética de FOPEA. Y decir no a todo esto puede traer aparejado la pérdida de actividad laboral, por voluntad de otros o del mismo periodista. Y aunque sea digno y de buen periodista, las condiciones económicas de nuestro país hacen que sea muy difícil su aplicabilidad, según testimonio de algunos colegas. El desafío, más allá de las empresas periodísticas y de la gente de prensa, está en las organizaciones de periodistas, que deberán insistir cada día más en vincular el ejercicio de la profesión con la ética y fomentar capacitación aun en los confines, fronteras de nuestro país.

¿Cuándo nos convertimos en periodistas? ¿Al tener el título abajo del brazo? ¿Al ejercer la profesión? Ejercicio que no es sinónimo de contar lo que pasa delante de nosotros en 140 caracteres. Periodista es el que se dedica profesionalmente al periodismo, dice una definición. Sin embargo, en Misiones, casi todos los periodistas deben dedicarse a la autogestión o el auto pago. Y son, igualmente, periodistas.

anticipo

Autor: Jericles

 

Los ataques

No están dadas hoy las condiciones para hacer de Misiones una de las provincias más peligrosas para la profesión de periodista. Sin embargo, esporádicamente, existen ataques a trabajadores de prensa. El último caso se produjo en San Antonio, donde el propietario de una pequeña radio comunitaria perdió una camioneta a causa de una bomba molotov. A fines de 2014, también la Policía de Puerto Iguazú protagonizó amenazas contra un periodista de esa ciudad. En la localidad de Santa Rita, hace algunos años, fue incendiada una radio que tenía una posición crítica.

Un compromiso con el futuro

Los periodistas de Misiones tenemos desafíos importantes por delante. Nuestro compromiso es crecer. Dice Carlos Castañeda en su libro Ser periodista que este trabajo “exige honestidad profesional. Hay que empezar por despojarse de prejuicios personales e ideológicos. Despojarse de ideas preconcebidas. Exige responsabilidad e integridad. Responsabilidad como profesional, integridad como hombre o mujer… Exige una valoración ética. El concepto de la libertad y dignidad plena del hombre… Hay que verlo con una vocación de servicio. La misión de cuestionar, de servir de foro de ideas, de despertar la sensibilidad social, de contribuir a mejorar la convivencia en libertad. Ser periodista exige sentir pasión profesional. Porque hay implícita una ‘misión’ a realizar, el periodista está requerido a sentir y vivir su profesión”.

Nadie que no haya nacido para esto y esté dispuesto a vivir solo para esto podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente. (Gabo) 

Uno de los principales retos, sin lugar a dudas, es mantener la independencia del poder político gobernante. En Misiones son muchos los medios que abandonaron una posición crítica, seducidos por la publicidad oficial. Esto llevó a que en la provincia haya una cantidad ínfima de radios, canales y diarios dispuestos a enfrentar el desafío de sobrevivir sin pauta oficial.

En esos casos, los recursos humanos y logísticos son escasos, lo cual dificulta realizar investigaciones periodísticas, profundizar temas y en muchos casos buscar nuevas voces. Los periodistas gráficos deben llenar páginas, y eso hace que muchas veces alimenten sus notas con publicaciones de sitios web sin siquiera chequear la información.

En otro orden, nuestro futuro tiene que ver con la utilización de herramientas tecnológicas cada vez más sofisticadas, pero sobre todo, con los mismos requisitos aquí descriptos de lo que es SER periodista. Aun en la frontera, aun sin capacitación posible, aun con mala paga y hasta con amenazas a la libertad de expresión, es posible amar esta profesión y ejercerla con responsabilidad.

La formación de profesionales comprometidos con la verdad y dispuestos a enfrentar al poder político de turno es uno de nuestros principales desafíos. Para ello, es necesario que los nuevos periodistas conozcan con claridad cuáles son las presiones que deberán soportar apenas pisen el campo profesional. Que sepan y que asuman. Y, a su vez, necesitamos un mayor respaldo de los directivos de los medios a las investigaciones y publicaciones que realicen sus periodistas. El temor a enfrentar juicios hace que muchas veces se termine por publicar notas en las que el tiempo potencial reina en cada párrafo, algo que la capacitación y la investigación responsable ayudan a superar.

La Ley Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual es, para muchos colegas, un adelanto. Pero cuando se les pregunta en dónde incide ese “adelanto”, la mayoría señala: “para que haya pluralidad de voces”. No ha habido con esta ley implementación de reglamentaciones de trabajo ni tampoco gestiones para evitar la precariedad laboral. De 20 emisoras que hay en Misiones, solo dos son reconocidas por el Estado como “oficiales” al momento de repartir la pauta publicitaria. La delegación de la AFSCA es presidida en esta provincia por personas que jamás tuvieron vinculación con un medio ni saben acerca del funcionamiento de ellos.

La imagen del periodista en la Argentina se ha debilitado, pero no por factores externos sino por nuestras propias acciones. Ser creíbles es lo que nos debe distinguir, tanto en la gran urbe como en un pueblito ubicado a 1.200 kilómetros de Buenos Aires. Apostemos a trabajar con asociaciones de periodistas, a superarnos y a crecer junto a otros que comparten la misma profesión.

(*) Norma Lunge – Monitora de la Libertad de Expresión de FOPEA en Misiones. Periodista en ejercicio desde hace 25 años. Se desempeñó en los diarios El Territorio, Primera Edición y Misiones online de esta provincia. Es conductora de programas en radio y de noticieros en televisión.

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1 Comment

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  • 0 / 10
  • Jalina , 5 de enero de 2017 @ 17:25

    Molesta leer cuando desde la gran urbe comentan que en El Soberbio “casi no hay celulares o señal de celulares” y que “Internet casi no existe”, pero molesta aun mas que estos comentarios vengan de una coterranea. Coincido en muchas de sus palabras, pero lamento que nuevamente El Sobebio quede retratado de esa forma. La gran mayoría de los ciidadanos aca tenemos celulares (con señal aclaro) y otra buena parte tiene acceso a internet, no de la calidad que quisieramos pero Internet al fin.

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