Con la ayuda de la tecnología, de terceros, y de la moderación mejorada, las redacciones están renovando las secciones de los comentarios y están siendo vistas como parte integral de sus estrategias de la participación de la audiencia.
Cuando muchas webs de noticias estaban cerrando sus secciones de comentarios, el editor ejecutivo de Alaska Dispatch News, David Hulen, estaba decidido a mantener el suyo. Como todos los sitios de noticias, los comentarios de ADN tenían problemas, pero Hulen también había visto la parte buena de los comentarios, como por ejemplo que podían servir como un foro comunitario para una ciudad grande que a menudo se siente como una pequeña ciudad.
Hace seis años, cuando era el editor del Anchorage Daily News (comprado y absorbido por Alaska Dispatch en 2014), Julia O’Malley escribió una serie de siete artículos sobre el proceso de un adicto a la heroína durante su recuperación. Preocupados por si los lectores atacaban a esa persona que había expuesto detalles muy íntimos de su vida, los editores decidieron hacer preguntas específicas para los comentaristas- “¿Ha sido afectada tu vida por la heroína?” – y así guiar la discusión.
Con la ayuda de la tecnología, de terceros, y de la moderación mejorada, las redacciones están renovando las secciones de los comentarios y están siendo vistas como parte integral de sus estrategias de la participación de la audiencia.
El resultado, dijo Hulen, fue que recibieron muchos comentarios informativos y conmovedores que se sumaron a la serie en general y mostraron que darle a la sección de comentarios un poco más de orientación podría mejorar el discurso en general, siempre y cuando la redacción tuviera las herramientas para eliminar los comentarios que no lo hicieron.
Pero esa falta de personal era el problema. ADN es el papel más grande en Alaska, pero sigue siendo relativamente pequeño, con 60 empleados. No hay moderadores de comentarios dedicados a esa tarea específica, por lo que varios miembros del equipo tomaron esa función, y cada vez más se encuentran superados por la cantidad de comentarios agresivos. A finales de 2015, los comentarios de las notas de ADN eran un “espacio áspero”, como lo describe Hulen, dominado por personas enojadas gritando unos a otros y dejando comentarios racistas y sexistas.
Y luego vino el spam. ADN había cambiado a la plataforma de comentarios de Facebook con la esperanza de que los comentaristas al tener que usar sus nombres reales mostraran un costado más racional. Pero eso no pasó. Los comentarios que estaban recibiendo estaban llenos de identidades falsas instando a los lectores a que hicieran clic en sus enlaces para descubrir secretos para la pérdida de peso o información sobre cómo trabajar desde casa y ganar hasta números de seis cifras al año. Los moderadores no pudieron mantenerse al día. Era hora de un cambio.
*Este artículo es la primera parte de una traducción y adaptación realizada por FOPEA de “The Future of Comments”.
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