Un estudio reciente sobre 282 periodistas señala que el más del 85 por ciento considera necesario un instrumento de referencia ética para la profesión. FOPEA expuso una serie de propuestas y la importancia de su discusión por todos los sectores sociales.
Invitados por el Club Gente de Prensa, cuatro miembros de FOPEA explicaron el trabajo que realiza la entidad en la promoción del debate ético en la profesión, la búsqueda de consensos para la elaboración de un instrumento que sirva de referencia en este aspecto y los resultados de un estudio nacional que revela las principales preocupaciones y debilidades de los periodistas argentinos.
El Club Gente de Prensa es una organización de periodistas de inspiración cristiana. Organiza seminarios, conferencias y charlas mensuales sobre la práctica profesional. Además, realiza una misa anual para periodistas.
Representando a FOPEA estuvieron Daniel Santoro, su presidente; Cristina Pérez, secretaria, y Néstor Sclauzero y Pablo Mendelevich, vocales de la Comisión Directiva. Santoro hizo una breve presentación de FOPEA enfatizando sus esfuerzos a favor de espacios de reflexión y análisis, lugares poco comunes en el vértigo diario de las redacciones, radios y canales.
Sclauzero repasó los principales resultados del estudio que a pedido de la entidad realizó Jorge Giacobbe & Asociados a 282 periodistas de la Ciudad de Buenos Aires y 17 provincias del país. Sólo el 13,5 por ciento consideró que no hace falta ningún instrumento de referencia ética para la profesión. Y de manera casi unánime los consultados reconocieron que necesitan mayor capacitación para realizar su trabajo. Para quienes trabajamos en radio y televisión, es notoria la baja en la calidad profesional y la búsqueda del escándalo como generador de la noticia, lamentó el periodista de Radio Rivadavia y Canal 26.
Resaltó además que resulta preocupante que el 70 por ciento de los consultados haya denunciado la influencia del departamento comercial en las redacciones. Ni hablar si tenemos en cuenta la cantidad de periodistas que, debido a las actuales reglas de juego, se ven necesitados de buscar su propia publicidad para realizar un programa, destacó.
Cristina Pérez apostó por rescatar a la ética como un tema vigente y presente en toda tarea informativa. No es un valor obsoleto, ni está en un limbo, señaló, y citó como ejemplo un trabajo del Pointer Institute (for Media Studies) que promueve pautas para el proceso de toma de decisiones en una redacción. Son una serie de reglas que cuando se incorporan terminan por automatizarse, por interiorizarse, explicó.
En un marco profesional preocupante, Pérez se esperanzó con una proposición que reza que la ética surge del escándalo: Con el caso Enron se modificaron los instrumentos contables de control; con las notas inventadas por Janet Cooke, el Washington Post debió devolver públicamente el premio Pullitzer obtenido por ella y perfeccionó sus controles internos. Argentina está saliendo del escándalo de fines de 2001. Bueno, tal vez la ética pueda surgir.
Con un par de anécdotas sobre Félix Laíño y Jacobo Timerman, Pablo Mendelevich trató de ilustrar el periodismo de su generación. Por entonces, lo no ético eran casi picardías. A lo sumo, hacerse pasar por otra persona para obtener una información. Hoy, los nuevos periodistas no parecen siquiera saber que plagiar no está bien, y que hay una barrera entre lo que es periodismo y lo que es publicidad, alertó el director de la carrera de Periodismo de la Universidad de Palermo.
Mendelevich pretendió así ilustrar la importancia de un instrumento escrito que no apunte a poner restricciones sino a establecer un piso ético mínimo. Durante 2005, y como parte de un proyecto de FOPEA sostenido por la Fundación Konrad Adenauer, Mendelevich elaboró un estudio comparativo que se publicará a fin de año– sobre códigos de ética en todo el mundo.
Santoro enfatizó que FOPEA busca actuar como disparador del debate profesional en la Argentina. Hoy en día en las redacciones hay temor a hablar de temas como la ética y la libertad de expresión. Explicó que de las distintas opciones, FOPEA se inclina por consensuar un documento, una declaración, un código o como quiera llamárselo. No es un código legal como el que impulsó Eduardo Menem en los 90, una herramienta peligrosa en manos del Estado. Queremos que sea un instrumento elaborado por los propios periodistas y de adhesión voluntaria: cualquiera puede abstenerse, pero el que lo firma se compromete a seguirlo. Una de las ideas es conformar un tribunal que surja de los propios colegas y que tenga la facultad de aplicar sanciones, que pueden ser la suspensión o la separación de las entidades que el infractor integra, explicó.
Desde el público, una pregunta sacudió el panorama. ¿Qué pasa si el dueño del medio no quiere que sus periodistas adhieran a ese compromiso? Mendelevich aseguró que un instrumento de referencia dotaría al periodista de argumentos en defensa de sus derechos. Santoro, por su parte, explicó que para superar estos obstáculos resulta vital incorporar a todos los sectores al debate ético.
En este trabajo deben participar la cámara de empresarios de medios, los sindicatos, las organizaciones profesionales, las carreras de periodismo y la sociedad misma. Es vital la tarea del lector como el sujeto que reclame a los medios de comunicación por la libertad informativa de sus reporteros, explicó el periodista de Clarín, profesor de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. Por otro lado concluyó- el Estatuto de la profesión consagra la cláusula de conciencia, que protege al periodista frente a posibles represalias por defender su criterio.
José Ignacio López, fundador del Club Gente de Prensa y miembro de la Academia Nacional de Periodismo, celebró la iniciativa de FOPEA, destacó la importancia de que todos los sectores se sumen al diálogo sobre un mejor periodismo, y comprometió su mayor esfuerzo para sumar a la Academia Nacional a este trabajo de largo aliento.